jueves, 13 de septiembre de 2012

La Violencia Conyugal.


Introducción.

La violencia se da en diferentes ámbitos de la sociedad, por ejemplo violencia intrafamiliar, violencia al adulto mayor, violencia infantil y la que en este caso trataremos “VIOLENCIA CONYUGAL”.
Este maltrato de pareja  se da con frecuencia en diferentes partes del mundo, y la mayoría de las veces termina en femicidio u homicidio ya que la mujer no se atreve a denunciar, y por defensa personal acaba con la vida del protagonista de los hechos.

Violencia Conyugal.

Este tipo de violencia es difícil que se haga visible hacia los demás, esto se da cuando hay daños graves físicos o psicológicos.
Se denomina violencia conyugal a toda conducta abusiva que se da en el marco de una relación heterosexual adulta, que habitualmente incluye la convivencia (aunque no en todos los casos). Se entiende por una conducta abusiva todo lo que, por acción u omisión, provoque daño físico y/o psicológico a la otra persona.
Una relación abusiva puede darse en el marco de un noviazgo, un matrimonio o de una unión de hecho. Puede adaptar diversas formas y tener distintos grados de gravedad. Generalmente, son formas de demostrar control y dominación sobre el otro, se repiten cíclicamente y se van agravando en intensidad y frecuencia.
Tanto hombres como mujeres pueden ser maltratados por su pareja.

Sin embargo, en porcentaje la violencia conyugal esta dado por:

-       El 2% corresponde a violencia hacia el hombre.
-       El 23% de los casos son definidos como violencia mutua o cruzada,
-       El 75% restante corresponde a violencia hacia la mujer.

Las víctimas más frecuentes de maltrato son los niños, las mujeres y los ancianos. No es casual que sean estos grupos de riesgo los que en nuestra cultura son definidos como "los más débiles".

Fases de la Violencia Conyugal.

La violencia conyugal tiene un ciclo, de tres fases:


Fase I "fase de acumulación de tensión": Se produce una sucesión de pequeños episodios que llevan a roces permanentes en los miembros de la pareja, con un incremento constante de ansiedad y hostilidad. El hombre y la mujer se encierran en un circuito en el que están mutuamente pendientes de sus reacciones.
La tensión alcanza su punto máximo.

Fase II denominada "episodio agudo": En la que toda la tensión que se había venido acumulado da lugar a una explosión de violencia, que puede variar en gravedad, oscilando desde un empujón hasta el homicidio. Se caracteriza por el descontrol y la inevitabilidad de los golpes. Las mujeres se muestran sorprendidas frente al hecho que se desencadena de manera imprevista ante cualquier situación de la vida cotidiana.

Fase III denominada "luna de miel": Se produce el arrepentimiento, pedido de disculpas y promesa de que nunca más va a ocurrir por parte del hombre. Pero al tiempo vuelve a reaparecer los períodos de acumulación de tensión y a cumplirse el ciclo.

Otro aspecto de la violencia conyugal se relaciona con la intensidad creciente de violencia. En la primera etapa, la violencia es sutil, toma forma de agresión psicológica. Por ejemplo se relaciona con lesiones en la autoestima de la mujer, ridiculizándola, agrediéndola emocionalmente, ignorándola, riéndose de sus opiniones, etc. Si bien las consecuencias de este tipo de violencia no son visibles, provocan en la víctima un debilitamiento de las defensas psicológicas, la víctima puede empezar a ser más introvertida, a deprimirse, mostrarse débil.
En un segundo momento aparece la violencia verbal, que refuerza la violencia psicológica. El agresor comienza a denigrar a la víctima poniéndole sobrenombres descalificantes, insultándola, criticándole el cuerpo, comienza a amenazarla con agresión física, u homicidio. El agresor va creando un clima de miedo constante. La ridiculiza en presencia de otras personas, le grita, la culpa de todo. A partir de todas estas agresiones, la víctima pude sentirse débil y deprimida.
Luego comienza la violencia física, comienza con apretones, pellizcones, sigue con cachetadas, hasta llegar a las trompadas y patadas. Luego más tarde comienza a recurrir a objetos para provocarle daño y en medio de ésta agresión le exige tener contactos sexuales. Esta escalada creciente puede terminar en homicidio o suicidio. La única manera de cortar con este ciclo de violencia creciente, es a través de la intervención de alguien externo a la pareja.

Las formas de violencia Conyugal.

En general, cuando se alude a la violencia, el maltrato y el abuso, se tiende a pensar en sus formas más graves y visibles como pegar, patear, etc. Desde luego que el maltrato físico es un importante aspecto de la violencia domestica; sin embargo, existen otros tipos de abuso que han sido descritos. Sus formas más habituales son:

· Abuso físico: Comprende una escala de conductas que van desde un empujón o un pellizco hasta producir lesiones graves que llevan a la muerte a la mujer. Incluye acciones tales como abofetearla, tirarle de los cabellos, arrojarle objetos, golpearla con el puño, apretarle el brazo, patearla. Las consecuencias pueden ser leves o graves desde el punto de vista físico (hematomas, fracturas, aborto, lesiones internas, conmoción cerebral, muerte), pero siempre resultan traumáticas.

· Abuso sexual: La escala incluye obligar a la mujer a la relación de conductas sexuales no deseadas, hostigarla sexualmente, denigrarla sexualmente, criticar su forma de tener relaciones sexuales, compararla con otras mujeres, tratarla como objeto sexual, introducirle objetos en la vagina, violarla mientras está durmiendo, etc.

· Abuso emocional o psicológico: Incluye una extensa gama de conductas que tienen la característica común de provocar daño psicológico: insultos, gritos, críticas, amenazas, acusaciones. Las formas más comunes de abuso psicológico incluyen conductas tales como criticarle permanentemente su cuerpo o sus ideas, rebajarla comparándola con otras personas, cuestionarle todo lo que hace y cómo lo hace, reírse de ella, ignorarla, hacerle falsas acusaciones, resaltar sus defectos, no tener en cuenta sus necesidades afectivas, mostrarse indiferente frente a sus estados afectivos, ponerle sobre nombres despectivos, llamarla "loca", etc.

· Abuso ambiental y social: También son conductas que provocan daño o sufrimiento psicológico, tales como descalificar a la mujer y restarle autoridad frente a los hijos, criticar a su familia o a las personas que ella quiere, aislarle socialmente impidiéndole tener contacto con familiares y amigos, descalificarla o ignorarla en público, ser hostil con sus amigas, romper cosas del hogar, hacerle desaparecer objetos queridos, lastimar o matar a sus mascotas, etc.

· Abuso económico:
La frecuencia con que aparece en los casos de violencia conyugal justifica su inclusión como una forma particular de abuso. Las modalidades más habituales incluyen excluir a la mujer de la toma de decisiones financieras, controlar sus gastos, no darle suficiente dinero, ocultarle información acerca de sus ingresos, etc.

Las mujeres sometidas a situaciones prolongadas de maltrato, en cualquiera de sus formas, sufren un debilitamiento progresivo de sus defensas físicas y psicológicas, llegando a presentar cuadros clínicos de difícil remisión, y pueden llegar a situaciones extremas como el suicidio o el homicidio del abusador.
Las características propias del fenómeno de la violencia conyugal generan dos conductas que se potencian mutuamente: por una parte, la mujer tiende a ocultar su condición de víctima de la violencia, por los motivos que van de la vergüenza al miedo; por la otra, los médicos y otros profesionales no detectan ni identifican el factor de violencia conyugal en el contexto de una consulta médica o psiquiátrica.



 Consecuencias de la violencia conyugal.

Las consecuencias de las situaciones de violencia conyugal son más amplias aún, ya que afecta profundamente a los testigos obligados: los hijos; por mencionar algunas:

· Inseguridad, se muestran asustados o intimidados ante lo que les rodea.

· Baja autoestima, que puede reflejarse a lo largo de toda su vida.

· Depresiones leves o severas que pueden encaminar al suicidio.

· Timidez, son introvertidos y con tendencia al fracaso.

· Pasan por conductas antisociales que se reflejan en la agresividad.

· Disminución de la capacidad para comprender los procesos de aprendizaje.

· Se frena totalmente la sensibilidad como su más importante estrategia de adaptación.



Una de las características comunes a todas las formas de abuso es que quienes las emplean no tienen en cuenta las consecuencias físicas o psicológicas para la víctima o para el testigo. Es importante el hecho de que cuando se le informa a un hombre violento a cerca de las consecuencia s de sus actos su primera reacción es de incredulidad; inmediatamente agrega que son exageraciones y continua negando la conexión entre sus conductas y los trastornos que eventualmente presentan su mujer o sus hijos.
La otra característica común es que cuando se presentan una o varias formas de abuso dentro de una relación conyugal, generalmente no se trata de episodios aislados, sino que se repiten y tienden a agravarse tanto en su intensidad como en su frecuencia.

Factores de Riesgo.

Una variedad de factores a nivel individual, de relaciones, de comunidad y de la sociedad se unen para aumentar el riesgo de que mujeres y niñas sufran violencia.
Estos factores son:
-       Atestiguar o experimentar abuso desde la infancia.
-       Abuso de sustancias, asociado a una mayor incidencia de la violencia.
-       Pertenencia de las mujeres a grupos marginados o excluidos.
-       Limitadas oportunidades económicas.
-       La presencia de disparidades económicas, educativas y laborales entre hombre y mujeres al interior de una relación intima.
-       Conflicto y tensión dentro de una relación intima de pareja o de matrimonio.
-       El acceso inseguro de las mujeres al control de derechos de propiedad y de tierras.
-       Control masculino en la toma de decisiones y respecto a los bienes.
-       Actitudes y prácticas que refuerzan la subordinación femenina y tolerancia masculina.
-       Falta de espacios para mujeres y niñas, espacios físicos o virtuales de encuentro que permitan su libre expresión y comunicación; un lugar para desarrollar amistades y redes sociales, vincularse a asesores y buscar consejos en un ambiente de apoyo.
-       Uso generalizado de la violencia dentro de la familia o la sociedad para enfrentar los conflictos.
-       Un limitado marco legislativo y de políticas para prevenir y hacer frente ante la violencia.
-       Falta de sanción para perpetradores de la violencia.
-       Bajos niveles de concientización por parte de los proveedores de servicios.




Conclusión

La violencia conyugal es un acto de maltrato y agresión hacia la pareja que se vive en todos lados, generalmente se da en las parejas que viven en situaciones económicas deficitarias o son marginados por la sociedad, aunque a veces también ocurre en la alta sociedad, donde  no se presentan denuncias por miedo a arruinar la imagen personal.

Este trato generalmente se da hacia la mujer, y se convierte en un círculo o más bien una especie de espiral ya que va en aumento y cuando nadie es capaz o se atreven a parar esto, se puede convertir en femicidio u homicidio.

Está vinculado al contorno social donde la pareja vive (Drogadicción, alcoholismo, estrés, cesantía, etc), y en la mayoría de los casos el maltrato es tal que llega  a la muerte.